Crisis climática profundiza vulnerabilidades en la salud sexual de mujeres y niñas rurales
- Red Actora
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Luis Fernando Cantoral |

La investigación “Cambio Climático y Salud Sexual y Reproductiva en mujeres, jóvenes y niñas indígenas del área rural de cuatro regiones ecológicas de Bolivia”, elaborada por Ipas Bolivia, revela que la crisis climática está generando impactos profundos y sistemáticos en la salud sexual y reproductiva (SSSR) de las mujeres indígenas del Altiplano, Valles, Amazonía y Chaco.
El estudio expone cómo los eventos climáticos extremos se han convertido en un multiplicador de vulnerabilidades, afectando no solo el acceso a la salud, sino también los cuerpos, los medios de vida y las decisiones reproductivas de jóvenes y adultas.
Según la investigación, el cambio climático golpea con especial fuerza a las comunidades rurales porque interrumpe la producción agrícola, reduce la disponibilidad de agua y deteriora la seguridad alimentaria. Esta inestabilidad económica recae directamente sobre las mujeres, quienes ven incrementada su carga laboral y doméstica.
La migración masculina por la pérdida de cultivos o la falta de ingresos agrava aún más la situación, pues ellas quedan a cargo de hasta tres tipos de responsabilidades: productivas, reproductivas y comunitarias.
Ipas Bolivia señala que esta presión económica y emocional influye en la toma de decisiones sobre la reproducción y la planificación familiar. Muchas mujeres y jóvenes están optando por reducir el número de hijos que desean tener debido al futuro incierto que deja la variabilidad climática. Aunque el conocimiento sobre anticonceptivos modernos está ampliamente difundido, su uso genera tensiones en comunidades del altiplano y los valles por choques con normas culturales o resistencia de sus parejas.
La investigación también evidencia un incremento en la aceptación del aborto, especialmente cuando los eventos climáticos adversos deterioran gravemente los medios de vida. El factor económico aparece como la principal motivación detrás de estas decisiones, en un contexto donde la supervivencia básica se vuelve prioritaria sobre los proyectos de maternidad.
En el plano físico y de salud, la crisis climática tiene un impacto directo en la higiene y la vulnerabilidad corporal de mujeres y niñas. La escasez de agua altera el aseo personal y las expone a hongos, infecciones urinarias, Enfermedades Diarreicas Agudas (EDAS) e Infecciones Respiratorias Agudas (IRAS). A esto se suman los riesgos durante el embarazo: la mala alimentación, la sobrecarga de trabajo y las temperaturas extremas incrementan la probabilidad de partos prematuros, deshidratación y abortos involuntarios.
La violencia de género también aparece vinculada a las tensiones climáticas. Aunque el estudio aclara que el clima no es la causa directa, muchas mujeres asocian el aumento de agresiones físicas y emocionales a la inestabilidad económica que generan sequías persistentes u otros eventos extremos. En varios casos, estas situaciones de violencia derivan incluso en abortos forzados o espontáneos.
Finalmente, el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva se ve comprometido por la afectación climática a la infraestructura y las rutas de transporte. Aun cuando la atención es gratuita, los centros de salud rurales suelen carecer de medicamentos, métodos anticonceptivos y personal capacitado. Además, persiste el temor a recibir un trato discriminatorio o poco respetuoso, lo que desalienta a muchas mujeres a buscar atención oportuna.
Para Ipas Bolivia, el impacto del cambio climático en la SSSR es silencioso pero devastador. No solo altera los ecosistemas y los medios de vida, sino que profundiza desigualdades históricas y obliga a las mujeres indígenas a tomar decisiones drásticas para sobrevivir. La organización advierte que abordar esta crisis requiere políticas integrales que combinen justicia climática, salud sexual y derechos humanos, poniendo en el centro las voces y necesidades de las mujeres rurales.





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